Trabajar en el Estado o en organismos internacionales en la actualidad es un buen curro para asegurarse el retiro. Es que si después de un paso por la función pública uno logra volcarse como asesor (lobbysta, en realidad) a la actividad privada se asegura unos buenos mangos.
Dos excelentes ejemplos de este camino son los pases, en esta última semana, del ex premier laborista, Tony Blair, quien tendrá un carguito por el que cobrará un millón de dólares anuales en el banco de inversión JP Morgan, y del ex director gerente del FMI, Rodrigo Rato, quien será asesor del banco Santander por 200.000 euros anuales y además del banco Lazard en EE.UU.
Pero miren además quiénes trabajan en el Santander: Richard Gardner, ex Embajador de Estados Unidos en España; Francisco de Pinto Balmesâo, ex primer ministro de Portugal y William Mc Donough, ex presidente de la Reserva Federal de Nueva York.
Esto demuestra dos cosas: que el Estado sigue siendo la ubre de la actividad privada y que hacer carrera política -y mantener los contactos- es más redituable cuando uno acaba sus días vendido a la actividad privada.
viernes, 11 de enero de 2008
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