Sabotaje o hastío

Pese a las denuncias de ayer del Gobierno, que argumentó un sabotaje de partidos de izquierda, los incidentes de en las estaciones de Castelar y Merlo reflejan la falta de control estatal y de inversión empresarial en el sistema ferroviario argentino. Sobre todo, en momentos en que Cristina busca invertir 4000 millones en un tren bala que van a usar diez gatos locos.

El Gobierno denunció que algunos activistas del PO y de la agrupación de Pino Solanas habían cortado el sistema de frenos del tren, lo que lo paralizó y fogoneó los incidentes. Pero, en caso de que esto sea cierto, ¿cómo hizo el o los activista/s para ingresar al lugar donde se encontraba el panel de frenos del tren? ¿No hay acaso seguridad contratada por la empresa? Mmm...suena a chanchullo o por lo menos, demuestra el descontrol que se vive en la empresa.

Pero las críticas contra la subsidiada Trenes de Buenos Aiers (TBA), empresa de la familia Cirigliano, cercana a los Kirchner y a Jaime, comenzaron a principios de este año y provinieron de la Auditoría General de la Nación. La AGN estimó que el servicio que presta en las líneas Sarmiento y Mitre era "deficitario" e "ineficaz".

La gente viaja como ganado. Claramente, esto es culpa del Estado. Pasa principlemente por no controlar que los subsidios (plata de los contribuyentes) que va a la empresa no sean invertidos para mejorar la calidad de los servicios. Por otro lado, la empresa, argumenta que las tarifas con el subsidio incluído no alcanza (el pasaje sale US$ 0,78 con el subsidio, mientras en Santiago cuesta US$ 1,15, y en San Pablo, US$ 1,60).

Es hora de hacer un cambio en el sistema de transporte. Son necesarios mejores trenes, subtes y colectivos. Para eso, es necesaro desarmar los subsidios (algunos diferenciales para las personas de menores recursos pueden continuar), mejorar las tarifas atrasadas de las empresas, y sobre todo, controlar que se realicen las inversiones necesarias.