Al final, se quedaron los peores. Julito De Vido, responsable de los polémicos casos de Skanska, la valija de Antonini, los desastres de la infraestructura ferroviaria, y la crisis energética, entre otros, seguirá siendo el ministro de Planificación Federal.
Alberto Fernández, operador político y mentiroso profesional, el encargado de "borocotear" políticos de otros partidos, y de distribuir la injusta pauta oficial a medios oficialistas también se atornilló a su silla pese a que había alegado "strees".
Solá recibió dos ministerios, pero vacíos. Martín Lousteau, presidente del Bapro, se quedará con el devaluado Ministerio de Economía, aunque todos sabemos que el que maneja los números es Néstor. Además, logró meter a Florencio Randazzo, pero en un Ministerio del Interior al cual no le pertenece más la órbita de la seguridad -que controlará Aníbal Fernández en Justicia-. O sea, que sólo controlará la relación con las provincias.
Lo demás también es conocido. Tomada, en Trabajo; Alcia Kirchner, en Desarrollo Social; Taiana, en la Cancillería y Garré, en Defensa. Lo único nuevo y que trae algo de renovación son las designaciones de dos técnicos de prestigio en Ciencia y Educación (Barañao y Tedesco, respectivamente).
Con Cris no hay cambio, hay continuidad. Pero eso ya lo sabíamos.
miércoles, 14 de noviembre de 2007
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