Al Gore -junto a un par de muchachos argentinos- fue galardonado hoy con el Premio Nobel de la Paz. Esto tiene mucho de simbólico y de polémico. En primera instancia, es simbólico porque es un premio a la lucha ecológica, o sea, a la pelea por un crecimiento económico sustentable con el medio ambiente. El único crecimiento funcional a largo plazo.
Pero es polémico porque Gore, pese a su importante lucha contra la contaminación mundial, fue vicepresidente de la gestión Clinton durante ocho años, en los que no logró que EE.UU. firmara el protocolo de Kyoto. Parece que su pasión ecológica empezó cuando dejó de ser parte de su gobierno. Además, tengamos en cuenta que hace poco se descubrió que la mansión en la que vive Gore gastaba mucha más energía de la recomendada por el mismo ex candidato a presidente.
Más allá de esto, El Informante confía es que es un premio importante para profundizar la concientización a la preservación del medio ambiente.
viernes, 12 de octubre de 2007
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